15 enero 2007

Año Nuevo: promesas vs sueños

La Albufera (Valencia) desde el coche

Más que con promesas, tendríamos que empezar el año con sueños. Las promesas que no se cumplen pesan a posteriori sobre nuestra conciencia porque cuando no se cumplen es porque no las hemos cumplido. Ya cargarnos con esta responsabilidad desde el comienzo del año me parece, como poco, contraproducente.

Los sueños están hechos de otra madera. Son de esa materia... en realidad quién sabe de qué materia están hechos y, lo que es más, a quién le importa. Los sueños están ahí, los tenemos, vivimos con ellos y, aunque hagamos algo para intentar cumplirlos, están exentos de responsabilidad. Si un sueño no se cumple, será cosa del destino. Si un sueño se cumple... ni pensamos porqué se cumple. ¡Mejor no preguntar! A ver si se va a romper la magia.

Así que este año, aunque no he podido quitarme del todo el lastre de las promesas del Nuevo Año, he conseguido sustituir muchas de ellas por sueños. Además, he tenido la precaución de tener muchos, muchos sueños. Más que nada, para que el destino se acuerde de cumplirme alguno.