03 noviembre 2006

¿Realidad?

Hace unos días, surgió en una conversación con un amigo el tema de la violencia, de las diferencias entre violencia real y violecia simulada (información frente a cine, por ejemplo) y me vino a la mente una anécdota que resulta, cuanto menos, curiosa.

Este verano participé en el curso de la Universidad Carlos III de Madrid "Políticas globales a favor de las víctimas del terrorismo". Una de las jornadas versaba sobre Víctimas de terrorismo y medios de comunicación. Los ponentes representaban a los distintos medios: prensa, televisión, radio... Una vez realizadas sus ponencias, las preguntas del público se centraron principalmente en la televisión. Las escalofriantes imágenes del 11 de marzo seguían en la mente de muchos de las personas del público. La duda venía a ser la misma siempre: ¿dónde está el límite?

En ese foro, levanté la mano y me dirigí a la mesa. Hice varias puntualizaciones, que no me atrevo a reproducir de memoria para no pecar de inexactitud. Lo que sí recuerdo es una frase de uno de los ponentes cuando hice referencia al abuso que se hizo de las imágenes dolorosas del 11 de marzo. Dijo, haciendo referencia al filtro que hacen los medios de las imágenes que llegan, algo así como: "Tú no sabes lo que vemos en la redacción".

Para entender todo esto, queda mencionar que yo fui víctima de aquel atentado y que lo dije nada más comenzar la intervención. Supongo que en aquel momento los nervios hicieron que este periodista soltase sin pensar un comentario poco afortunado, pero que no deja de ser significativo. Imágenes de vídeo frente a la realidad... ¿aún hay dudas de qué es más real?

14 octubre 2006

Pisos aleatorios

Soy una de las nosecuantas mil personas apuntadas al Plan de Vivienda de la Comunidad de Madrid y, por lo tanto, mi número entraba en el bombo del sorteo de viviendas de protección pública que se realizó en Móstoles el pasado 27 de septiembre. En realidad, no entraba en un bombo, sino que mi número esperaba en ninguna parte a ser generado por un programa informático "con garantía de publicidad y de imparcialidad desarrollada por la empresa INDRA bajo la supervisión de la Agencia Informática y de Telecomunicaciones de la Comunidad de Madrid". Esto al menos dice una carta que recibí del Instituto Municipal del Suelo de Móstoles hace un par de días y que supongo pretende calmar la polémica surgida a raíz del sorteo.

Continúa la carta: "El método de extracción de los números empleado por la aplicación, ampliamente contrastado (¿esto no suena a anuncio de esos que usan palabras muy bonitas, pero no dicen nada?), asegura que todos los participantes en el sorteo tengan la misma probabilidad de ser seleccionados."

Pero lo que más gracia me hace del asunto viene a continuación. Atención, por favor, atención: "Además, D. Francisco Javier Teijeiro Vidal, Notario de Móstoles, ha presenciado y controlado (¿alguien podría explicarme qué controló y cómo?) todo el proceso del sorteo, levantando la correspondiente acta notarial del mismo."

Lo del acta notarial me deja muuucho más tranquila... Es comprensible que los participantes se echen las manos a la cabeza. Es imposible generar números aleatorios (pero dejemos esta discusión friki a un lado) y suena a broma que un notario garantice el proceso que consiste, supongo, en pulsar un botón. ¿Acaso ha estado el señor notario presente durante la programación del algoritmo? ¿Puede asegurar que en la tirada 500 el programa no decide sacar un número determinado?

Por si esto no fuera suficiente, leo ayer en El Pais un artículo en el que cuentan que un chaval cuyo número salió en el dichoso sorteo no tiene derecho al piso porque no cumple los requisitos del sorteo (vivir o trabajar en Móstoles desde el 2005), requisitos que se comprueban a posteriori. Ahí ya me quedé sin palabras porque el método elegido para realizar el sorteo me lo puedo tomar a broma, pero no sé cómo calificar a aquéllos que no tienen en cuenta la ilusión y los sueños de otros.

Y por si alguien se lo pregunta, no, no me tocó el piso. Eso sí, tengo muchos amigos informáticos... quién sabe si la próxima vez no tengo "más suerte".

19 septiembre 2006

Que tenga usted un día muy feliz, señorita

Algunos días, cuando estaba llegando al portal de casa, veía cómo se acercaba a la puerta un señor con gabardina y sombrero de ala, como los que llevan los detectives en las películas de cine negro. A pesar del sombrero, distaba mucho de ser uno de ellos. Quizás lo fue en su juventud, quién sabe, pero con más de ochenta años, lo que reflejaba su cara era amabilidad y una especie de felicidad tranquila.

Lo veía de lejos y ralentizaba el paso para encontrarme con él en la entrada del portal. Llegaba yo un poco antes y sujetaba la puerta. Él levantaba ligeramente la cabeza y mientras se apoyaba con el bastón con una mano, con la otra se quitaba el sombrero y me saludaba: "Buenos días, señorita". Yo no podía hacer otra cosa que sonreír ampliamente y lo mejor: casi sin darme cuenta.

Ya dentro del portal caminaba siguiendo sus pasos. Intercambiábamos algunas frases, conversación de vecinos, y entrábamos juntos al ascensor. Él se quedaba en el primero. Abría la puerta despacito. Yo no podía hacer otra cosa que seguir sonriendo mientras observaba cómo maniobraba para salir del ascensor. Sin embargo, antes de cerrar la puerta, se quedaba sujetándola un rato, el tiempo necesario para meter la mano en el bolsillo y sacar unos caramelos. Me los daba y, sonriendo, me decía: "Tome usted, para que se endulce" y después de una pausa, la frase que era tan suya como su sombrero: "Que tenga usted un día muy feliz señorita".

Le echaré de menos, señor Modesto, pero seguiré intentado que mis días sean felices.

07 agosto 2006

Escapada a Dublín

Música espontánea en un pub dublinés
Dos días en Dublín y, después de muchas fotos, me he decidido por esta. ¿Los motivos? Pues, vamos a ver, porque creo que refleja dos aspectos de la ciudad que me han fascinado: el ambiente y la música, presentes no sólo en el pub, sino también en la calle. La noche en la que hice la fotografía estaba tomando una pinta de Guiness (¡cómo no!) en un pub y un grupo de amiguetes empezaron a tocar y cantar.

26 junio 2006

Una mujer espejo

Respirar. Una mujer espejo (Kimsooja), Palacio de Cristal
Hace unos días estuve en el Palacio de Cristal del Retiro en la exposición Respirar - Una mujer espejo de la artista coreana Kimsooja. Esta mujer, que ha hecho distintas performances por todo el mundo, ha cubierto las paredes de cristal del palacio con plásticos que descomponen la luz y el suelo con un espejo gigante, de manera que la estancia se llena de arco iris. Esta combinación de color; de reflejos de los demás, del cielo, de uno mismo y de música proporciona una sensación de bienestar desde el primer momento.

Nada más entrar, te regalan unos calcetines para no estropear el suelo. Como en una pista de patinaje, te quitas los zapatos, te colocas tus calcetines nuevos, y te lanzas a la pista… Dos claves fundamentales para que la experiencia resulte: el aforo, limitado a 25 personas, de manera que parece que estuás prácticamente solo; y el integrarse en la obra. Más que observar, te observas, te sientes fundido y mezclado con los juegos de luces y el sonido. Fue una forma de acercarme a mí misma: asomarme al espejo del suelo, sentirme en el aire, perdida en un sueño de arco iris, de luz y de sonido.

Me tumbé un rato y recordé la lámpara que tenía mi abuela en su dormitorio cuando yo era niña, formada de prismas que descomponían la luz, de la misma manera que estaba viendo en el palacio. Aquellos cristales proyectaban pequeños arco iris por las paredes de la habitación. Cuando se movía la lámpara, las luces jugaban y yo las seguía por las paredes. Aquella tarde regresé a aquellas noches de niña, a aquella habitación con arco iris, a la voz enérgica de mi abuela, a las risas cuando se acercaba a mí y me hacía cosquillas mientras que con los ojos sólo medio abiertos buscaba arco iris en las paredes.

30 mayo 2006

El arte frente a la experiencia

Atocha, 20 mayo 2004

El arte es necesario. El arte permite mostrar, transmitir… hacer sentir. El arte abre los ojos o enseña al que los tiene abiertos, sin embargo, no deja de ser una ilusión. El mago puede ser muy bueno y hacer creíble el truco, pero cuando salimos del museo o comienzan los títulos de crédito somos conscientes del engaño. Hemos podido ver o aprender… pero cuando acaba la ilusión, nuestra vida vuelve.

Las experiencias simplemente son. Las experiencias obligan a sentir, “esclavizan” al que las vive, echan raíces. Juegan al revés que las artes. Al principio, incluso pueden parecer mentira, un sueño, un error… un “no puede ser cierto”. Mientras se esperan unos títulos de crédito que no llegan, la vivencia se queda dentro de uno y se extiende hasta que llega a todas partes: los pensamientos, los sueños, las ilusiones y desilusiones, los miedos... la forma de ser. Eso implica, por ejemplo, que dejas de coger un tren, o que no soportas el olor de tus empastes, o que no quieres encontrarte por nada del mundo con una vecina que perdió a su hija en el mismo campo de batalla en el que tú sobreviste.

No sólo es que no llegue el final del espectáculo, sino que, además, forma parte de ti y, por ello, condiciona tus actos, tus pensamientos y tus sentimientos. Cambia tu visión del mundo, sonríes o lloras por cosas que antes te dejaban indiferente. En definitiva, entra en tu vida por obligación, se queda y modifica todo, consciente y, sobre todo, inconscientemente.

"Probablemente eso no se puede contar" decía Daniel A. Verdú en su post. Probablemente. No se pueden arrancar las raíces para mostrarlas porque, aunque se pudieran enseñar, no entenderíamos hasta dónde alcanzaron y cómo movieron la tierra.

23 mayo 2006

La velocidad del sonido...

¿Qué significa la música?...

...¿Y el silencio? Las preguntas surgen de la tendencia de mi mente de irse por las ramas y de un día un tanto... musical, el de ayer. Comenzó la música a las diez de la mañana en clase con Bailar en la oscuridad, película musical de Lars von Trier. La historia es una gran tragedia, en la que la protagonista de la película, Selma, se evade de su realidad diaria (una realidad especialmente dura, durísima) a través de la música. Lo más curioso es que la música nace en su mente a partir de sonidos cotidianos (el sonido de las máquinas donde trabaja, el lapiz de un dibujante...) y que el silencio hace que se vuelva loca. ¡Qué curioso!

Curioso porque yo echo tremendamente de menos el silencio. El no escuchar nada: una calle vacía del pueblo en verano a la hora de la siesta, por ejemplo. Ahí me parece recordar que había silencio. También cuando estudiaba hasta tarde. La madrugada es sileciosa. Para mí lo era.

Volviendo a la película (y a mí misma), hay alguna otra escena que me produjo ternura. Como ya se he mencionado, Selma se evade con la música. Adora los musicales de hecho y va a "verlos" al cine. Pero se está quedando ciega, así que su amiga tiene que explicarle los bailes. En un momento dado, coge de la mano a Selma y marca sobre su mano la coreografía de la pantalla con los dedos. Me resulta familiar, aunque en vez de coreografías, en mi película se cuentan conversaciones.

Referencias personales aparte, la película juega con la música y la idea del musical de una manera brillante. Que nadie se imagine un musical clásico... ¿dónde estaría la gracia entonces? Trier va más allá y convierte el musical en un instrumento al servicio de sus pretensiones, que descoloca completamente al espectador.

¿Y la foto...? La foto es de la tarde. También de música (ya anunciaba un día musical), concretamente del concierto de fin de curso de Bea, una chica de 14 años que toca el chelo y que hizo que durante unos minutos desapareciera la realidad... ¿como en un musical? ;-)

15 mayo 2006

Vivienda: de sentada en Sol a manifestación por Madrid

La sentada-manifestación llegando a Neptuno

Ayer era la cita convocada por mail y correo electrónico que debería haber redimido la "vergüenza" (la de algunos jóvenes al menos) de vernos retratados hace unos meses en los medios de toda Europa como el contrapunto de las manifestaciones de los jóvenes franceses. Sí, sí, aquel "españoles pro botellón vs franceses pro derechos". Incluso algunos de los gritos de la manifestación de ayer aludían a este hecho: "La vamos a liar como en París".

La sentada comenzó en Sol, pero sobre las siete de la tarde el grupo que aún permanecía en esta plaza madrileña comenzó a andar hacia el Congreso y la manifestación comenzaba a tomar forma. El ambiente general era agradable. Muchísimas cámaras, profesionales y no profesionales, de vídeo y de fotos. En un momento dado, uno llegaba a preguntarse si el grupo más numeroso era el de manifestantes o el de curiosos. Unas horas más tarde, un tercer grupo entraría en la lucha por el más representativo. Pero no adelantemos acontecimientos.

Nos habíamos quedado camino del Congreso. Pues se llegó al Congreso, se botó, se gritó... y continuó la marcha: Neptuno, paseo del Prado (recuerdos a la Baronesa) y Cibeles. Y ahí merece la pena hacer una parada, aunque intentaré contarlo con algunos flashes: sentada en la rotonda, coches parados hasta Gran Vía, bandera republicana en manos de la diosa... ¿es preciso seguir? Lo más llamativo: la calma. Todo el mundo parecía tomárselo con bastante filosofía.

Parada hecha, se siguió hasta Gran Vía. Impresionante el sonido de los gritos por el desfiladero de edificios. Luego... no sé... decidimos irnos a tomar una caña después de la segunda bandera republicana. Me pregunto inquieta si también intentaron cambiar la bandera de la plaza de Colón.

Sin embargo, no acabó ahí la aventura de la sentada pro vivienda digna. Sobre las nueve, nos acercamos a la Plaza Mayor (para cargar pilas con un bocata de calamares) y... ¡allí estaban!Aunque el grupo de gente que quedaba no era muy numeroso, sí parecía irreductible. En ese momento, el tercer grupo en discordia predominaba sobre manifestantes y curiosos: la policía. El último contacto visual con la manifestación fue sobre las diez y media de la noche, en la plaza de la Villa, con cuatro furgonetas de la policía en frente.

¿La conclusión después de todo esto? Es difícil. La sensación fue de ligera decepción, no sólo por el número de asistentes, sino también por la poca repercusión que ha tenido esta convocatoria en los medios de comunicación. ¿Cuánto tiempo se dedicó al macrobotellón y cuánto tiempo se ha dedicado a esta convocatoria? Sobran las palabras.

11 mayo 2006

Los árboles del paseo del Prado piden ayuda

Uno de los 700 árboles en "peligro de tala" del Paseo del Prado.


Durante los últimos días se ha hablado mucho sobre la posible tala de árboles del Paseo del Prado. Cualquiera que haya recorrido ese paseo alguna vez tiene que entender (por lo menos, intuir) que lo que propone el Ayuntamiento de Madrid es, suavizando términos, una aberración. Esta tarde he caminado bajo esos árboles, he hecho unas fotos, me he sentado un rato en un banco... y cuando he visto el cartel de ayuda en uno de los árboles, sólo he podido pensar: "Están locos los que quieren acabar con este espacio".